El pasado domingo, el pueblo de Benamaurel se echó a la calle en los actos que tuvieron lugar para conmemorar la reinauguración de la Iglesia de la Anunciación. A primera hora de la tarde dio comienza la procesión Magna, en la que por primera vez (y seguramente última), las tres imágenes más representativas de la devoción benamaurelense, Virgen de la Cabeza, Virgen de los Dolores y San León, salieron simultáneamente en procesión.
Dicha procesión, presidida por sus respectivas directivas, representantes de la corporación municipal y los nuevos párrocos asignados por la archidiócesis para el municipio de Benamaurel, recorrió las calles del municipio; abría la procesión la Virgen de la Cabeza saliendo de su ermita, para encontrarse con San León en el inicio de Calderón de la Barca, que también había salido al mismo tiempo de la suya. Muy emotivo fue el encuentro de las dos imágenes, que se “saludaron” al son de las notas de la agrupación musical Benzalema de Benamaurel.
Siguió la procesión por Calderón de la Barca, donde se iban sumando a la misma decenas de vecinos, hasta llegar el parque de la Cañada, donde tuvo lugar uno de los momentos más emocionantes del día: el encuentro de las tres imágenes, que durante unos minutos “bailaron”, en un momento irrepetible y que los asistentes seguro que no olvidarán.
Finalizó la procesión en la Iglesia de la Anunciación, donde esperaba el Obispo de Guadix, Ginés García, que oficiaría la misa de un día tan especial. Destacaba en su homilía el esfuerzo hecho por el pueblo de Benamaurel en su conjunto para volver a tener su templo principal perfectamente restaurado, y cómo ante la adversidad ha salido lo mejor de sus habitantes.
Participaron después en las ofrendas Jaime Martínez, constructor encargado de la rehabilitación, Francisco Torregrosa, alcalde de Benamaurel, niños de la catequesis y representantes de las hermandades.
Hay que recordar que la Iglesia de la Anunciación ha estado casi un año clausurada por daños en el tejado. La archidiócesis aportó la mitad del dinero para su restauración, y los vecinos de Benamaurel, así como empresas y el Ayuntamiento, han hecho aportaciones y colaboraciones para completar todo el dinero necesario para poder tenerla de nuevo en uso para todos los benamaurelenses.
La celebración terminó con un discurso muy emotivo de Carmen Peñalver, que ensalzó la nobleza y generosidad del pueblo benamaurelense. Finalmente, se hizo entrega de un obsequio a Trinidad Gavilán, por su generosidad a la hora de poner a disposición de la parroquia un local donde oficiar cultos mientras la iglesia ha estado clausurada.